Al
llegar a Gelves y dirigirme a la casa de Emiliano, la Calle La Fuente que sube
hacia la Iglesia me la encuentro cortada, sigo la dirección recomendada y
espero encontrar una subida por otra callejuela, sin suerte. Sigo dando vueltas
y vuelvo a donde empecé. Ahora tomo la dirección contraria por la Calle de
Abajo, por la que tampoco encuentro manera de subir. Pregunto, y el joven oriundo
responde… ‘anda que no hay que dar vueltas pa llegar a la Iglesia…’. ¡Muchísimas
gracias!. En fin, dejé el coche aparcado cerca de la plaza de Joselito el Gallo
y a caminar, a caminar subiendo por la Calle de Arriba.
Al
empezar a subir la empinada cuesta, se me vino a la cabeza, incrédulo aún por
lo inesperado, que hacía dos semanas escasas que mi amigo J. María Delgado nos
había dejado. Admito que poco a poco la pertinaz realidad se va asimilando. Ahora
yo caminaba para el encuentro con otros amigos, con toda la seguridad de que
echaríamos un buen rato y J. María empezaba a ser recuerdo. El día es
espléndido, luminoso, templado con un sol que permite, como un alivio, el aire
fresco. Así, la cosa, hace que todo parezca que pueda soportarse. Por añadidura
la terraza de Emiliano con sus vistas al gran río, al viejo río del sur
ibérico, a tejados y azoteas ayudan a que las horas pasen sin sentir. La vida
es caótica, muchas veces imprevisible y otras rutinaria, pero siempre
deseada.
Mientras
subía premeditadamente sin prisas, adaptando la velocidad a la pendiente, pensaba
en cuantas anécdotas habíamos vivido, en aquellos años grises de dictadura y
preconstitucionales, junto a J. María. Entre ellas recordé aquella noche en la
que reunidos, clandestinamente en una parroquia de El tiro de línea, un buen
grupo de jóvenes ni siquiera veinteañeros, fueron sorprendidos por el supuesto
vigilante que dio la voz de alarma de que llegaba la poli, todos llevábamos
algún papel para anotar acuerdos, días y
horas de cita, consignas, etc.
Con relativas prisas empezamos a salir a calculados intervalos uno a uno,
para no llamar la atención y no aparentar una fuga. Mientras tanto destruíamos
los papeles quemándolos, haciendo pequeñísimos trozos, cada cual como podía,
pero a J. María, no se le ocurrió otra cosas que metérselos en la boca y
empezar a masticarlos para comérselos, el problemas es que eran demasiadas
hojas, lo que, pese al nerviosismo causo risas hasta al propio J. María que se
atragantaba… De aquella escapamos sin llegar a saber realmente si era la poli,
si sólo vigilaban o fue falsa alarma, en otras ocasiones no hubo esa suerte.
Terminaba
la cuesta y llegaba a la iglesia, se me hizo corta, porque la mente estaba en
otras tareas, y allí estaban las obras, las que provocaban el desconcierto en
toda la circulación del pueblo.
Encontré
a Emiliano en la cocina trajinando, con problemas de abastecimiento de agua,
por las obras, pero no de vino, que de esto se había traído de Graná una buena
remesa. Miguel G estaba al llegar, el otro Miguel le resultaba imposible y
Alberto adaptándose a la crisis pasa
hasta el siguiente encuentro. Apoltronados estaban los demás, menos Pedro que también
preparaba platos en la cocina de la
terraza y Gabriel, culo de mal asiento,
que se levantaba y ensimismaba mirando al sur físico y al cultural, Alfonso en
cambio preparaba con parsimonia una torta del casar que había traído para
degustar.
Emiliano
ya tenía preparadas unas entradas frías, para hacer boca a base de Jamón
ibérico, aliño de melva y pimientos del piquillo y el queso del casar
semifundido de Alfonso.
Pero
las entradas estaban acompañadas de algo muy especial, el sonido del sitar de Gualberto por bulerías u otras
fantasías, que ya no se quitaron en toda la tarde y nos acompañó tanto en
los silencios como en las charlas. Les dije que a veces conecto a la web de
Gualberto para ver, leer y escuchar alguna de sus tapitas. También Alfonso dice
que lo hace y que incluso la ha difundido… yo aprovecho para hacerlo desde aquí
dejando el siguiente enlace: http://gualbertogarcia.wordpress.com/
¿Y
los dibujos? Preguntó Alfonso al global. Muy imaginativos, en la mayoría de los
casos, le dije…: geometrías, fantasías, colores y formas, otros con un fuerte
carácter infantil, en general una mezcla artística importante donde hay
sintonía entre lo escrito, el dibujo y la música. Me resulta sorprendente, al menos
a un profano de la música como yo, el leer como la comprende y la explica desde
la facilidad propia del dominio, es como si dijese, “está ahí, escuchad, sólo
hay que reproducirla”. Del mismo modo aparece algún barro modelado… Gualberto,
sencillamente, es un hombre del Renacimiento.
Emiliano
destaca la riquísima personalidad de Gualberto, no sólo en lo profesional,
destaca la simbiosis del personaje con el medio sureño y la indiscutible
universalidad al mismo tiempo, o por lo primero.
Aún
en la espiritualidad, el plato del jamón disminuía y los pimientos del piquillo
igualmente. Enrique no se sentó en el mejor sitio y no dejaba de moverse él o
mover la parra que se sentaba en el mismo sitio que él, por lo que varias veces
le recriminó a Emiliano que a la parra le tenía que buscar otro sitio-asiento.
Mojar
en el queso templado sacó a la luz al Barça, pero ya en esta área todo está
dicho, porque es como hablar de dos mundos,
en uno está el Barça y en el otro el resto de equipos. ¡Bueno! Hay veces
que se acerca en puntos el Madrid, empujados por los euros, o el Atlético
subiendo a la cresta de la ola temporalmente, pero ambos se acercan solo en
puntos…
En
estas estábamos cuando llegó Miguel G, que había dado las grandes vueltas que
apuntaba el joven oriundo. Algo como aquello que confundía un eslogan solidario
con una dirección: “Gelves por Etiopía”, y en efecto ahora, más o menos, para
llegar a las cercanías de la iglesia de Gelves hay que pasar por Etiopía.
Hasta
este momento Emiliano subía y bajaba, pero las vueltas a las migas lo tenía
entretenido, al poco subió la sartén de migas y los pimientos verdes fritos, y
al mismo tiempo Pedro arrimó el chorizo frito y la morcilla de la sierra
igualmente frita. El olor de estas chacinas alejó melvas y piquillos…
Surgían
dudas de dónde coger y como combinar, a algunos les dió miedo el chorizo y la
morcilla, pese a su cuidadosos tamaños, pero es un miedo injustificado, el sacrificio permanente es más
dañino que la libertad y la placentera satisfacción de sabores serranos.
Las siempre humildes migas (pan, aceite y muchas vueltas en la sartén) le salen bien a los granainos, Emiliano es de Graná. Pedro, exigente, le recomendó a Emiliano que las tenía que haber pasao un poquito más, pero creo que era más bien por estética que por paladar, porque estaban riquísimas, pero era cierto que de color muy homogéneo y falta de un aleatorio tostado de alguno de los trozos, ese resalte tostao y distribuido de color deja terminado el cuadro a la vista, que ya fue terminado para el sabor. Pedro conociendo a su arquitecto amigo, le recriminó por eso. La estética es la estética.
Pedro, como he adelantado, tuvo cuidado con el tamaño en la chacina, porque los pequeños trozos ayudan al autoengaño, a mi no me hace mucha falta porque si son algo más grandes los corto yo mismo, pero es cierto que al ser más pequeños, se repite en la misma proporción las partes pasadaitas y crujientes que les da el frito un pelín pasado.
Estabamos ensimismados en las combinaciones: migas pimiento verde frito, migas y chorizo, migas y morcilla, migas y ... ¡Ah! Pero
como no puede ser de otra manera las mentes, nuestras mentes, siempre les
rondan sucesos que más directamente nos afectan, y salen
a la luz mientras comemos, porque es quizás el mejor momento de soportarlos,
equilibrando su dañino efecto, con el momento de disfrute.
Planes de pensiones:
Como
el número de jubilados presentes crece salió a relucir el tema con la reciente jubilación
de Gabriel, que con sorna provocadora dice haber cobrado el oro y el moro de la
Diputación socialista, dice además que está agustísimo, porque, de momento la
sensación que tiene es que sigue de vacaciones, unas vacaciones que se alargan
y alargan. Al decir esto, lo que le detecto es que esa falta de asistencia al
trabajo que se prolonga, le provoca una agradable sensación por el incumplimiento
del orden laboral, una feliz sensación casi infantil que proporciona la
rebeldía, la desobediencia y la vulneración de esa norma rutinaria de tantos
años… Y soy testigo de que los días de trabajo han sido intensos, el doble de
los de muchos…
Miguel
G, en cambio, se declara sorprendido y frustrado por el resultado de su Plan de
Pensiones en el banco. Dice que ahora al sacar el dinero le aplican unos
descuentos enormes del 40 o 50 %.
Enrique
le explica que ese descuento se le aplica porque saca más de lo acordado, y se lo
aplican por considerárselo como ingreso, si sacara lo limitado y acordado le
aplicarían el porcentaje como si fuese renta del trabajo.
Alfonso
le dice que no se dejó asesorar bien.
Digo
yo que ni bien ni mal, a las jubilaciones personales (los Planes de Pensiones) son
una gran estafa moral además de económica, porque entregas tu dinero, en tu
juventud cuando más puedes disfrutarlo,
y te lo devuelven poquito a poco cuando estas ya jodido…
Añado
que me negué a apuntarme a ese tipo de Planes por dos razones:
La
primera es que los Planes de pensiones constituían una elaborada estrategia de
requisar y retener los dineros de las gentes ¿o es que es otro el objetivo de
los bancos?, y además estaban instruyendo, formando y grabando en la conciencia
de la ciudadanía la idea de que en el futuro inmediato los trabajadores se
tenían que buscar su propia solución porque el dinero de las pensiones se
acabaría.
La
población, la gente, en general lucha por su seguridad inmediata y futura, no
quiere riesgos y además la propaganda iba en ese sentido: “Desgravaciones inmediatas en la Declaración de la Renta, cantidades de
fantasía y una golosa devolución posterior de un inmenso capital”. Por tanto la
gente pensó: “Mi decrépita vejez salvada”.
Me
negué rotundamente a seguirles el juego, decidí arriesgar mi vejez y planteé a
quien quisiera escuchar, que si llegado el momento nadie hubiese seguido la
estrategia montada por el binomio Banca-Estado no tendría más remedio dicho
Estado que afrontar el compromiso de atender
el derecho social de los jubilados, de esa población que ha entregado toda
su vida al trabajo en la medida que haya podido.
Ahora,
como una gran mayoría aceptó la propuesta e ingresó y sigue ingresando aunque
sea una miseria, en sus Planes de Jubilación, recortan las pensiones a
sabiendas que un buen porcentaje de la población se ayuda con el complemento
que en su juventud se quitó.
Otra
alternativa era invertir en un patrimonio asequible, duradero y vendible que
fuese similar al aporte de un Plan de pensiones, pero que permitiría disfrutar de
él desde el primer momento, y en caso de necesitar una ayuda posterior, su venta
aportaría la ayuda o parte de ella, que pudiese faltar. Todo ello al antojo y
decisión propia y no al sustento y seguimiento de los planteamientos de la
banca, que negociaría ese dinero a su beneficio, pese a ser nuestro dinero, el
dinero de nuestra juventud…
Y
eso decía Miguel G, ¡Es mi dinero!, ¡Mi dinero! ¿Por qué no me lo devuelven? …
Razonamientos, de Enrique nuevamente, de que por entregarlo se vio favorecido
en las declaraciones de la renta con desgravaciones, el juego-truco es que si
ahora te pasas al sacarlo, el Estado recuperará parte de esas desgravaciones
que en su día te hizo (El asesoramiento del que hablaba Alfonso, que no recibió).
Mi
postura no le cuadró a alguno, en todo caso, argumentó que la obligación del Estado
de resolver la jubilación es una manera
de entenderlo muy personal…
Le
dije, no obstante, que no es una cosa personal, que es uno de los tres
principios o patas en los que se basaron y apoyaron las grandes revoluciones
del XVIII (Francesa) y siguientes: La
Fraternidad (La Solidaridad). Es pensar que el país que no pueda dar cobertura
a la gente que ha trabajado toda su vida en él, y para él, es un mal País, un
desagradecido País, un País insolidario e indigno para su gente.
La
Fraternidad compensa la desigualdad natural y hace que la sociedad, el Estado, tenga
que proteger a los indefensos como los niños, a los inválidos, a los viejos, a
todo ese grupo social que no puede aportar nada y ha de recibir el mejor trato
por ser ciudadano. Deseo para todos, no sólo para mí, una sociedad que se comporte
bajo principios y conceptos de humanismo, solidaridad, derechos humanos, etc. No
es un antojo personal, no se puede olvidar la historia de logros sociales tan a
la ligera, ni pervertir los conceptos y principios básicos, como de manera
magistral se viene haciendo.
El
personal seguía temeroso a los chorizo y a la morcilla de la sierra, yo creo
que me pasé, pero ¡San Antón que me guarde!, como decía mi madre. Al parecer la
frase no era sólo jiennense y el gorrino suelto por las calles, que cuidan los
pueblos durante todo el año, hasta comérselo en San Antón, se practica en otros
pueblos de la península.
Nacionalismos:
Por
alguna razón, volvió a salir a relucir el desvarío independentista de Mas (el
que tiene nombre de super), que sin poder hacer nada sólo, tuvo que pactar con
ERC nacionalista por la izquierda (¿Es esto posible? ¿Un nacionalismo desde la
izquierda?).
Lo
que sí ha resultado ejemplar ha sido la negociación de ERC, el gran acuerdo obtenido,
que ya quisiera haberlo podido hacer aquí IU con el PSOE. ERC está controlando
todas las consejerías, se entera de todo y tiene poder de visto bueno.
Pero
en ese desvarío Mas está consiguiendo con el asunto de la independencia ocultar
su incompetencia, sus recortes y desgobierno y el del gran pacto ¿desde la
izquierda? Le está ayudando, si bien le obliga a CiU que corrija algún
desatino.
Alfonso
recuerda que el nacionalismo andaluz no estructuraba la lucha entre derechas e
izquierdas sino entre centro y periferia, digo que es prácticamente lo mismo…
otra manera de ver las contradicciones entre el Poder y los subordinados, pero
para mí hay algo que no encaja y me pregunto ¿Los desfavorecidos del centro
entran en lucha con los desfavorecidos de la periferia?, para mí si lo hacen se
equivocan totalmente
El café:
El
buen café que produce la cafeterita de Emiliano hace que lo tomemos de dos en
dos y decidimos tomarlo todos a la vez y junto al río, pero fue acto frustrado
por cerrado que se compensó finalmente en la cafetería de la gasolinera como si
fuésemos de paso…
Gabriel
fue recogido por su hijo Manuel que como profesor de Chelo, junto con Gualberto
y su sitar sería toda una faena verlos tocar.
El
sol se ocultaba por detrás de Gelves y empezó a refrescar, la humedad del Guadalquivir,
tan cercano, se dejaba sentir y de momento se produjo la expansión de los
personajes que quedaron emplazados para febrero (no el primer lunes).
Antonio