Si hubiera que definir la expresión de las caras de los tertulianos –estábamos todos-, desde el comienzo de este encuentro, para mí sería la de perplejidad.
No obstante comienza una nueva etapa para los
primerlunenses porque uno de sus componentes ya no está entre nosotros. Para
mantener su recuerdo el título de ‘Encuentro” lo cambiaremos a “Tertulia
Alfonso Macua” con ello cada mes, además de sentir su falta en el encuentro, cuando
lo revivamos con la lectura de la crónica nos lo encontrarnos en el titular. De
igual manera nuestros desconocidos lectores comprenderán que en esta tierra hasta
un mínimo gesto es oportuno para no olvidar a un compañero y amigo. Repito, en
esta tierra, tan proclive a vivir la muerte tanto como la vida, a enfrentarse a
ella y no ocultarla para así vencerla y ponerla al nivel de lo cotidiano
-entiéndase el porqué de la existencia de la tauromaquia-, nunca se olvidan los
seres queridos en una permanente victoria de la vida y de la luz.
El día no era especialmente frío y las lluvias no
acaban de llegar para limpiar el aire, campos y ciudades, recuperar acuíferos y
pantanos. Sudar y enfriarse está a la orden del día. Enfriamientos, catarros,
resfriados y también la gripe se extienden más de la cuenta. Situación que no
ayuda mucho a un encuentro ya especialmente triste y de deseos contradictorios.
Todo sigue estando muy reciente, apenas estamos a cuatro días de la pesadumbre
del acto social de despedida junto a familiares y amigos. Por otra parte el
grupo ha de reponerse de éste primer toro negro que nos embiste con tan mala
saña que provoca la ausencia para siempre de un miembro del mismo y que nos
guste o no marcará una nueva etapa ya comentada.