¡Frío!
Está haciendo frío en Sevilla. Afortunadamente entre mínima y máxima hay
una diferencia media de unos 13 grados,
de manera que con un cielo limpio y un sol radiante se alcanzan temperaturas de
19 grados o más. Pasa el mediodía y elijo para ir al encuentro la orilla del río
por el desangelado Paseo Alcalde Marqués de Contadero. Pensé que el vacío, que
nos dejó la desastrosa modificación del último alcalde -el Sr. Zoido- de este
paseo, al menos, permitiría tomar el sol. Comprobé que así era, pero… ¡rayos y
truenos! no dejó ni un solo banco. Ni en turistas ni en los jubilados
solariegos pensó este personaje del PP (¿Popular? ¡Hum! no sé en qué).
LA PAELLA
No
cabe duda que el icono de este encuentro debieran ser los calcetines cortos de
Emiliano, pero no parece muy adecuado. Y ante el arte de cocinar y presentar de
J. Antonio hace que anteponga la ‘estrella de los vientos’ formada por una
paella sin igual.
Cuando
llegué ya estaban en tarea cuatro de los ocho que participarían en la tertulia
sólo que ellos cargaban totalmente con la parte práctica, siempre fundamental e imprescindible.
Pedro
explicó la ausencia de Miguel y también comentamos la de Gabriel, que al fin y
al cabo son contratiempos superables y propios de… la edad.
No
pasó mucho tiempo cuando llegó Emiliano y al poco de posicionarse en un rincón
de la mesa de trabajo, sin quitarse el chaquetón, confesó que había cometido el error de ponerse unos
calcetines más cortos que los habituales y que le estaban haciendo pasar un frío de mil demonios.
Le
dije ¡Emiliano! No son los calcetines… Es otra cosa. Emiliano decía que no, e
insistió durante toda la tarde que los calcetines eran demasiado cortos y
facilitaban que el cuerpo anduviese ‘fresco’.
Hubo
un ligero aprendizaje para tirar cerveza porque algunos pudimos completar el
vaso, pero sólo con espuma, de manera que nos convertimos en dependientes de J.
Antonio. Todo ello hasta que Emiliano le cogió el punto y le dejó la justa, es
cuestión de paciencia.