Como también
falta hoy Gabriel a la comida, procuro llegar antes de las doce a la cita con
Macua. Hoy, nueve de enero del año del Señor del 2017 toca la comida mensual.
Hace un
poco de frio, pero el día es propicio para dar un paseo. Cielo limpio,
sin una nube, y el sol que a mediodía ya calienta. Mi alma más rural se
preocupa: van treinta días que no cae ni una gota de lluvia y el año será
bastante seco. "hogaño llovía más ", que dicen los viejos.
El pensamiento
va rápido de una cosa a otra como si atravesara la pasarela de piedras de un
arroyuelo. Me acerco al choco pasando por la cara este de la catedral. A las
11:30h, la plaza está casi repleta de turistas que, disciplinados, miran hacia
arriba -a la giralda- como extasiados, como esperando un prodigio. En la
fachada renacentista hay andamios. La están limpiando. Algunos gorriones
recelosos, dando saltitos, van y vienen a unos cagajones de caballos para
picotear. Pienso en que cada día se ven menos gorriones en las plazas. La
natalidad del gorrión urbano va pareja a la del país.
En la
avenida, la gente va abrigada en exceso. Como si estuviéramos bajo cero. Paso
por el postigo y noto el leve escalofrío de una bocanada umbría. Pero ya he
llegado.
!! Por las barbas del Profeta
!!
!! Por el sol que nos alumbra
!!
cuando creía
llegar antes que el Jefe, su vespa roja, impertérrita, está
cuidadosamente aparcada en el espacio mínimo que hay entre la fachada y los
pilotes de la inexistente acera.
! Macua de
Aguirre, una vez más me precede !. No hay duda. Su vespa es su
prolongación mecánica, su heraldo inanimado. ¿ De dónde sacará este hombre esa
energía entusiasta para tanta comida ?
Dentro, la
temperatura es agradable y se está cómodo. Macua -la melena copiada a Alberti-
y José Antonio ya están planteando la comida. Sobre la mesa un proyecto de
bodegón desordenado: aquí dos kilos de borrajas en una bolsa de plástico, al
lado dos docenas de huevos. Más allá las patatas y el chorizo. Algún
tomate.
El personal,
después de los excesos, ha pedido un almuerzo suave, llevadero, como de aire
con sabor. ! Oh tempora, oh mores !. ¿ Ya no hay hombres en los páramos de
España ?. No quiera Dios que, degenerando, demos en ser vegetarianos.
Macua nos
sigue la corriente y piensa en un menú adaptado a las circunstancias: caldo de
borrajas con patatas como primero y huevos fritos ( dos por cada ) con chorizo
picante ( ma non troppo ). Para antes de sentarnos, tomate aliñado y unos
puerros con vinagreta que ayuden a despertar el apetito.
La borraja
no es un producto de estas tierras. La mayoría de nosotros la desconocía.
Se da en el norte y su presencia en esta mesa del sur quizá venga debida a una
especie de colonialismo bienintencionado de nuestro Cheff y sus no olvidadas
querencias de origen.
Macua me
instruye sobre la borraja y me pondera su sabor. Yo la veo con la textura de
uno de nuestros cardos pequeños, y la apariencia -el color- de la tagarnina.
Hay que hervirlas para tenerlas tiernas. El agua desechable después de hervir
tiene un color verde oscuro y da lugar al dicho " Aguas de borrajas".
Rápidamente,
como Júpiter tronante, da Macua las primeras órdenes al pinche. " Pela las
patatas, trocea las borrajas, el ajo en láminas ni grandes ni pequeñas
..."
" Allá
van leyes do quieren reyes ", piensa el pinche que ya, casi sin querer, se
ha habituado al mano de hierro en guante de seda del carácter alfonsino. Al
cabo de los años, el pinche piensa que hombre bien mandado y pinche son sinónimos.
Despiertan
los fuegos, las borrajas cociéndose, las patatas en agua preparadas, y
-madrugando- ya tiene José Antonio la mesa de sentarnos puesta. Es la una y el
aperitivo impone una pausa. Macua, que es hombre de costumbres fijas en esto,
cambia sorpresivamente el vermut por la cerveza.
Llega Luis.
Hoy no trae postre de su buena repostería, pero sí la sonrisa satisfecha de
abuelo recién estrenado. Conocemos al nieto por una fotografía. Al poco entra
Miguelito. Viene un poco arrugado por el frio y embutido en su barba ya
bastante crecida. Saludos mensuales, comentarios dispersos, a bote pronto.
Macua de
Aguirre no se distrae. Las borrajas están casi en su punto y nos las da a
probar.
Faltan por
llegar los dos alarifes y el vizcaino. " Estos siempre los últimos
" , como comentario mensual y recurrente. Gabriel no está ni se le espera,
y se echa de menos su deje socarrón.
Alrededor de
la larga mesa rectangular, repleta de cicatrices, de pie, se come y se bebe el aperitivo.
! Ah , esta mesa larga y rectangular, llena de cuchilladas por el uso !. Es -de
alguna manera- una mesa centrípeta, de acogida, atractiva y cálida como un
fuego. En ella los primeros saludos, la reunión vibrante, el chascarrillo
de alguno y la " sonrisa que se pierde en risa " de todos. Aquí
estamos más juntos y la cercanía se disfruta. La otra mesa, la mesa donde
comemos, es circular, grande y rechoncha como matrona antigua. Es centrifuga y
tiende a disgregar. La cercanía -la intimidad- es sólo posible con el de al
lado y hay casi que gritar para entenderse con el otro. Aquella es cercana,
esta es más ceremoniosa.
Mesa familiar y acogedora, ! larga
vida tengas !
" Durarás más allá de nuestro
olvido,
no sabrás nunca que nos hemos
ido " ,
como dijo el
poeta tocado de melancolía.
Guiso de borrajas con patatas:
Llevaba
razón Macua. Las borrajas están sabrosísimas. Este hombre, ! Que Dios nos lo
cuide !, es un valor seguro y no falla nunca... como Messi. Algunos repetimos.
Con el
tiempo y algunos vinos los comensales tiran por elevación y persiguen el
abordaje de temas sesudos y trascendentes. Se hace notar un cierto pesimismo
con la Unión Europea y es mayoritaria la opinión favorable a que Europa debe
igualarse con más premura comercial y políticamente. Hay recelos con la
calidad del liderazgo de Alemania.
Esta vez,
sin embargo, en este y otros temas no se llega al cuerpo a cuerpo como en otras
ocasiones. Da la sensación de que haya un moderador invisible. Todo transcurre
en perfil bajo, átono, distanciado. El de Usánsolo está hoy frio como hielo.
Escucha y calla, no entra en la refriega. "! Aquel trueno, vestido de
nazareno !".
! Por todos
los dioses !. El guerrillero hase trasmutado en autoridad, el otrora volcán no
escupe lava y aquel martillo de herejes ha devenido en manso corderito !.
Cauto y alejado, observa y calla.
Hoy Alberto no quiere dar batalla.
Si el sindicalista estuviera
otro gallo nos cantara.
Huevos fritos con chorizo:
José A. se
levanta de la mesa y va a freír los huevos. Los huevos son camperos, están bien
fritos, con encajes. Qué hermosura en el plato. Que Dios confunda a
Lucio y sus huevos estrellados. Nostalgia perfumada de la niñez. La madre, los
hermanos, y el niño que ayer fue mojando avaro el pan en la yema palpitante y
roja.
Tortas de miel con chocolate:
Enrique es
hombre de palabra. Se prometió y nos prometió traer unos pasteles de su pueblo
como colofón a esta comida. Ya están sobre la mesa. Son tortas de miel. Unas
sin relleno y algunas con relleno de chocolate. A la vista son una gozada,
sobre todo las que no llevan relleno. Estas son delicadas, sutiles como notas
musicales, y del color canela de la miel. Están muy ricas y recuerda los
sabores de los dulces de tradición árabe. Las rellenas me gustaron menos. El
chocolate, con su rotundidad, se enseñorea por entero del pastelillo robando
los otros sabores. También pudiera ser que estas impresiones mías estén
condicionadas por mis propios gustos. No soy muy aficionado al chocolate y me
harta. Por contra, Enrique, Las rellenas de nata deben de estar deliciosas.
Y ya que
andamos en esto. Luis, buen amigo, insigne repostero, ¿ nos deleitarás allá por
los idus de marzo con tus exquisitas torrijas ?. Todavía las sueño. ! Ah ! y no
seáis comedido en cuanto a su número... que nunca fue mal año por mucho trigo.
La tarde va
cayendo. Café y chupitos de orujo blanco. Macua siestea fugazmente.
El ritual
se ha completado y los alarifes mandan parar.
"Hasta
el seis de Febrero ", nos despedimos. Hasta el seis de febrero, desde
luego. Sí, somos vivos .
P.D.
Que nuestro Antonio falte a una de nuestras comidas tiene
dos efectos indeseables. El uno, que nos deja huérfanos de sus vehemente
acometidas contra todo lo que considera injusto y nocivo en este valle de
lágrimas. La pasión puede quitar lucidez, pero añade a mantas fuego vivo a lo
que se cree. Alguien -con tufillo religioso- decía que todo lo que el hombre
hace es pura banalidad, pero no la pasión que pone en ello.
Lo otro son
sus crónicas: relatos de nuestras comidas ajustadas, bien escritas, y
salpicadas de detalles microscópicos que siempre me impresionan. Antonio tiene
una memoria muy buena. Antonio es - casi sin salvar las distancias - nuestro
Ireneo Funes del cuento de Borges " Funes el memorioso".
" ... Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes,
todos los vástagos, y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las
formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil
ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de
un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la
espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del
Quebracho....".
Hoy hago yo
esta crónica, Antonio, por "incomperecencia del rival", por tu
ausencia involuntaria, y como cronista suplente y ocasional. Hoy la hago yo.
Para el resto no nos prives de las tuyas.
Pedro
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