sábado, 19 de noviembre de 2011

Encuentro 11 de noviembre de 2011

Hoy es un día especial. Once del once del once, la fecha es un elogio al número UNO, pero no es el primer lunes. El día otoñal nos sorprende por su benignidad climatológica y pese a los años vividos en esta tierra nunca deja de sorprender su luz, la fachada de cal de la Maestranza hace que se entornen los ojos para soportar el “rebote” del sol, la temperatura y el aire son suaves tanto al sol como a la sombra. Y hoy Alfonso nos depara una sorpresa (ver invitación) respecto a un NÚMERO UNO reconocido así por todo el mundo y en concreto por esta tierra de todos que es Sevilla, se trata de EL QUIJOTE.


No es “elprimerlunes”, es un viernes adecuado porque este día es un advenimiento, una espera, un alumbramiento del resultado de los trabajos de Alfonso y Pedro que quedarán recogidos en un LIBRO, un libro material se podría decir que de carne y hueso, pero más bien es: de papel, cartón, tintas y cuerdas con las que el artesano Alfonso “El Macua” ha forjado, durante muchas horas, con sus manos.  

Entrantes: Mejillones y anchoas
Hoy en Arte Vivo hay plenum: Laito, con mandil, al que pillé con los huevos en las manos y el amigo Wandermen concentrado haciendo ingeniería con las anchoas,  colocadas como las horas de un reloj señalando al centro, separadas los grados justos unas de otras, otros abrían la lata de unos mejillones cremosos. Alfonso lo encontré igualmente amandilado, y algo abrumado de acá para allá  atendiendo a J.Llorca y a todos los demás, porque en él confluyen los dos grupos emplazados. En general se respiraba un buen estado de ánimo que se apegaba al cuerpo y a los sentidos, pese a la que está cayendo.

Para acompañar anchoas y mejillones aún se apetece iniciarse con cerveza y esperar al vino, que hoy sólo puede ser de “La Mancha”, un Albalí, reserva del 2004.

Hoy Alfonso y Pedro son protagonistas merecidos, aunque Alfonso habla en plural de “lo que hemos hecho...” y Pedro desplaza toda la responsabilidad a Alfonso, ambos muestran un comportamiento admirable y ejemplar de humildad y respeto al compañero, cediendo al otro todo el valor de lo obtenido en grupo. Este comportamiento digo que es ejemplar en este mundo actual en el que “el personal” respeta y sigue ciegamente a la diosa Competencia y se putea uno al otro tratándose de arrebatar los éxitos para sí, y achacando los fracasos al otro. Lo dije hace tiempo y lo digo ahora: Jamás, jamás una sociedad avanzará plenamente bajo el principio de la competencia, únicamente la COLABORACIÓN nos hará llegar a un futuro aceptable, soportable y vivible. Alfonso y Pedro nos han mostrado el camino, y lo han hecho sobre una premisa no menos importante, yo diría muy importante: DESINTERESADAMENTE.

Ya digo, mucha gente hoy y mucha cháchara, mientras sí y mientras no, como en cada encuentro cruzamos saetas de actualidad (desprevenidos, ajenos a lo que nos viene en este acto) y aprovecho, entre las voces, para felicitar a Alberto por el abandono de las armas por parte de ETA. Me dice que aún queda, aún queda... poco a poco..., paso a paso. Los vascos no quieren más frustraciones.

Entre nosotros, en los previos, seguimos comentando que las elecciones 20N no acaba de llegar a los ciudadanos, no cuaja, han perdido frescura las campañas, no sorprenden, el resultado es ya conocido sin haberse realizado, pero no solo por las encuestas, es el sistema bipartidista que diseñó, después de un análisis en profundidad, sobre todo José María de Areilza (ver enlace artículo de Vicenç Navarro). Es como la crónica de una muerte anunciada, es un sistema electoral cada vez más decepcionante.


Lo que si continúa reafirmándose es el desasosiego por ver que se escapa, que se escurre entre los dedos la DEMOCRACIA en toda Europa. Porque quién se atrevió a plantear su uso directo como Papamdreu (para atender las presiones, no dichas ni divulgadas, del pueblo griego) le han amenazado cínicamente con echarlo a la puta calle... evidentemente a él y al pueblo griego por ¡Osados!. A fecha de hoy el parlamento griego no es el resultado de unas elecciones, sino que en él ha tomado sitio también la ultraderecha ocupando un ministerio.

¡Ehhh! Volvamos al 111111... Ocupemos los puestos. Cada cual con su copa... ¡Eh, espera! ¡Humm! Este mejillón me lo llevo... y yo la anchoa en el pan, un pelín mojao en su  aceite. Ahora sí, vámonos. 



Alboronía con camarones (La madre de todos los pistos).
Este es un plato que tiene que ver con el acto y aparece entre la gastronomía de EL QUIJOTE, la alboronía es como un pisto al que los camarones le dan un toque exótico, ya desde el mismísimo nombre. Alfonso y compaña prepararon una gran sartén.

La Alboronía (precioso nombre y sonido con el que la lengua se enreda dando vueltas arriba y abajo) es uno de los platos más deliciosos que nos ha dejado el legado Andalusí; la palabra alboronía viene del vocablo árabe al-baraniyya que significa cierto manjar.

De Andalucía pasó a otras tierras españolas que con el tiempo la denominaron pisto. Son muchos los que como Nestor Luján aseguran que la alboronía es la madre de todos los pistos, no solo del manchego (el mas conocido y emblemático), sino también de los demás como el madrileño, el bilbaíno, el tumbet mallorquín o el catalán que ellos llaman xanfaina (pido disculpas a los nacionalistas).


Alfonso “auna” todo para que el camino a la meta sea como un único pasillo de sorpresas como el viaje de Alicia, llevadero pero algo traumático, por ello al sentarse “el personal” no se percató al instante, pero de momento ¿Qué es esto? Un  salvamantel de papel (407 x 280 mm) y en él una artesanía específica. Aparecen en él el menú y en esta esquina una frase de... ¿Qué pone aquí? ¡Ah! El enfrentamiento de EL QUIJOTE con la GIRALDA y la sombra de esta cruza el salvamantel en tono ocre como las tierras de La Mancha.



Pero fíjate, fíjate en el servilletero (210 x 48 mm) está igualmente asociado al evento con el caballero y el escudero... Este Macua es la releche, un diseño especial, troquelado, ingenioso, agradable y con gusto, observad las siguientes imágenes:



Con esta sutil introducción aportó un impulso que aumentó la expectativa y la interrogante de lo que vendría a continuación. Todos estábamos seguros que sería un trabajo sorprendente, ya nos había adelantado que partía de objetos cercanos a los ciudadanos (plazas y glorietas), sencillos y rutinarios que nos rodean y en los que vivimos cada día, pero lo que ocurre es que Alfonso los logra resaltar como objetos únicos y entornos especiales, lo que no deja de ser arte.

La alboronía, como otra sorpresa, gustó y Enrique, Grabi y yo repetimos, otros se sujetaron en  espera a la fuerza del segundo que estaba preparado en dos modalidades (porque el Macua lo versionó con chorizo o con sesos), en respeto a comensales no muy sexistas, ¡perdón! sesistas, como el Grabi, (acordaos de aquellas lenguas en salsa) ¡Glupp! Pero se las comió.


Duelos y Quebrantos (con chorizo) versión 1 y (con sesos) versión 2
¿Puede tener un plato nombre más interesante?, su nombre es como una historia corta. Sólo un apunte, ambas palabras se asocian al dolor y me pregunto ¿Por qué asociar el sufrimiento con esta sabrosa comida?, al parecer su composición de huevos revueltos, sesos o chorizo y sobre todo tocino de cerdo entreverao, generaba dolor y quebranto a los conversos, a los que cristianos viejos les invitaban para comprobar su convencimiento y su fe, evidentemente el engullir de alguno del tocino de cerdo o  chorizo suponía superar el paso de un dios a otro... ¡Bueno! Buscarse la vida y mirar más historias sobre el tema, que para eso nos lo pone el Macua. Hay que hacer las tareas.

De todas formas, en cuanto a este plato, no se hace más que empezar EL QUIJOTE y ya aparece el mismo como parte fundamental de una vida: Un caballo, un perro y la comida de cada día...
“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumian las tres partes de su hacienda...”

Dos sartenes una de cada y las dos se terminaron, no creo que hubiesen conversos entre los comensales.



Postre de queso con cidra:
Queso manchego, por supuesto, pero ¿Existen otros quesos? ¿Hay algo más manchego que EL QUIJOTE y el queso? Y la cidra, un perfecto contrapunto de dulzor.

Con estos sabores, aún mezclados con el Albalí, Alfonso irrumpió desde el vértice de la “L” de mesas. Alfonso transmite sencillez de manera natural, reduce a lo simple lo que hace y lo deja a niveles accesibles y al alcance de todos, otra cosa es que se pueda.

Lo que contó era como una historia de cualquiera, pero la capacidad de sorpresa no la tenemos todos. Dijo Alfonso, que se impresionó hace muchos años, paseando por el parque de María Luisa, con esa glorieta de tantos azulejos casi como días del año de pasajes de EL QUIJOTE y en ese coco inquieto y pasional surgió una idea (otra) que antes de cuajarla ya le entusiasmó, fotografiarlas (otra afición) y asociar las diferentes escenas a los pasajes del libro y ahí empezó todo... ¿y por qué no retomar otra huellas de Cervantes en Sevilla? ¿Qué respetos le tiene Sevilla a Cervantes?, cines, institutos placas, etc... pero el trabajo era excesivo y el proyecto lo frenó esta y otra cosa hasta que llegó Pedro, un enamorado de la lectura hispana, de autores de este y aquel lado del charco, constante y disciplinado capaz de acometer cualquier empresa, hombre de “orden” ;-). Pedro dijo que para fundir escenas y pasajes hubo de leer un par de veces EL QUIJOTE en un plazo de seis meses, creo más bien que lo habrá leído un par de seis veces... Pedro insistió en que el mérito no era más que de Alfonso.

Alfonso para el que lo primero es lo primero, entregó a Pedro un facsímil de cuatro tomos de EL QUIJOTE el primero que se imprimió con caracteres del tipo de letra Ibarra diseñados a propósito de la edición de dicho libro. Dijo Alfonso que sin Pedro el libro que nos iba a presentar no existiría, Pedro no daba crédito y el resto una vez más tuvo la oportunidad de comprobar la capacidad de agradecimiento de Alfonso, personaje fácil de admirar y de apreciar.

Lector, cuando tengas muchos años te habrás encontrado y cruzado con gran número de personas, de ellas cuatro o cinco se quedarán en tu mente en tu historia como modelos. Seguro que a Alfonso lo hemos numerado entre esos cuatro o cinco muchos de sus amigos e incluso algún enemigo.

Y apareció el libro, con peso, robusto, con cuerpo, con tacto de papel y cuerdas con olor a tintas y pegamento... repleto de imágenes con los colores vivos de la cerámica, casi primarios. Eran dos ejemplares iguales y diferentes como cualquier artesanía, cada pieza es única, Pedro recibió la suya y ambas pasaron de mano en mano para el deleite de los afortunados asistentes.

Miguel, impresionado como el resto, tomó el libro en sus manos y en esta operación  “marcó” especialmente el ejemplar de Pedro, lo que éste le agradeció profundamente.

No acabó aquí la sorpresa y Alfonso generoso como EL QUIJOTE y él mismo, no podía dejar al resto de comensales en el vacío y esto si que fue inesperado, fuera del guión. Cuarenta ejemplares cuarenta, de ¿Un libro? No, era algo más: una suerte de libro, disco, mapas, hojas dobles con artilugios de papel que giraban las aspas de un molino, un juego culto en el que la misma cubierta era un jeroglífico que desentrañado dice: “CERVANTES”.  Sus dimensiones de 15x15 hacen que parecieran azulejos, el rojo y negro de la portada me hizo recordar aquel libro de Stendhal que leí hace tanto tiempo y como acto reflejo de impacto: la marca anarquista (Seguro que algo esconden estas dimensiones y estas señas, porque el Macua tiene un punto cabalístico).


Sólo abrirlo confiesa en su pasta lo que es: dice... “Este objeto que tienes en tu mano, disco-libro-pop up, es recuerdo de la presentación de...”, al final del mismo, en una nota final, lo explica con más detalle.


La portada del disco es la que sigue con la figura del caballero y los obras que en el se indican de Falla y Strauss.



Magnifico el detalle de las cabezas:


Y el artilugio de papel que permite mover las aspas del molino...

Todos fuimos premiados por Alfonso por igual, nos ha “cogido” ahora ya no es posible escapar, ya no es posible no estimarlo, apreciarlo, y considerarlo. La pasión, la generosidad, el ingenio, la laboriosidad del ibérico Alfonso nos apabulla y la secuencia de impactos emocionales y sensoriales nos desbordaron... Alberto, Emiliano y Grabi murmuraban.

Ahora parece que la crisis parece menos grave y que tiene salidas. La vuelta la hicimos Enrique, Emiliano, Miguel y yo aún impactados. La tarde de noviembre seguía agradable, olía a río y la fachada de la Maestranza ya no reverberaba.

Gracias Alfonso. Gracias Pedro.

POSDATA:
Entiendo que el orden de esta crónica puede no ser el más adecuado, como siempre he seguido la secuencia cronológica de los hechos, pero soy consciente que una posible mejor alternativa hubiese sido ordenar los párrafos por el peso de los mismos, de tal manera que la intervención final de Alfonso y Pedro, la aparición de objetos-libros, etc. estarían en el principio, no obstante la normalidad y comentarios del principio, es otra alternativa con el objetivo de que el lector pudiese captar el increschendo de la jornada.

Fuese como fuese lo vivido, vivido está.

Antonio