viernes, 15 de diciembre de 2017

Encuentro 27 de noviembre de 2017 (Cumple y libro)



Gabriel, antes que nada he de hacer constar que el menú de este encuentro está pensado y hecho a tu medida, muy por el deseo del Chef Alfonso fundamentalmente y por supuesto con el apoyo del resto de comensales. ¡Para que te quejes!.

Hay más. Como bien sabes el inicio de las crónicas de los encuentros reflejan que tipo de día, a efectos climatológicos y de luminosidad, nos envuelve y acompaña en cada uno de ellos, y en este encuentro ese aspecto también va por ti, por tu cumple y no sólo por ello, pronto sabrás porque te cuento lo que sigue, si bien te adelanto que es algo cachondo.

Y es que precisamente este día ha estado bastante nublado… para nosotros un ‘mal’ día, un día ‘tristón’. Pero me hizo recordar lo que aprendí de tus fotografías de un viaje donde las primeras correspondían a Sevilla –punto de partida- y se completaban con las del centro-norte europeo, zona de bárbaros, donde viajaste. Eso me permitió comprobar las diferencias de dos mundos diferentes. He de confesar, que en un principio al mirar unas y otras, no sabía qué era lo que no me cuadraba,  pero al final lo descubrí ¡No había sombras! En el destino ni los árboles, ni las casas, ni las personas  tenían su sombra, habías estado en un país sin sombras…

Hoy, como te adelantaba, se desarrollará el encuentro entre nublos y digo que: Nublado el día, nuestro mundo pierde la mitad de todo, porque una mitad cotidiana de todo objeto, animal o cosa, al menos aquí en el sur DESAPARECE. Nos quedamos solos porque nuestras sombras no están y las sombras, curiosamente, confirman la realidad material y nuestra ‘existencia’. Quien no proyecte sombras o vive en el norte extremo o sencillamente no existe. Conclusión simple ¿verdad?, o sea ya no es una cuestión de Fe, ni un juego filosófico idealista platónico, es una cuestión de sombras provocadas por ‘material’ tangible. Por lo tanto si alguien o algo quiere mostrarme su ‘existencia’ que venga con su sombra, y si no que ni se moleste. Y yo, o a otra cosa más mundana, que queda mucho por hacer. ¡Bueno!, lo dicho, es un juego de palabras sin peso alguno. Ya pondremos de nuestra parte para que te lo pases bien. 

El icono:

jueves, 7 de diciembre de 2017

Encuentro 3 y 4 de noviembre de 2017 (Granada)



Hace tan sólo un día que se ha celebrado el día grande de los cementerios de España, el día de los difuntos, de los muertos o de las ánimas. Me gusta más el segundo nombre porque me resulta más cercano y directo, así lo nombraban mis padres, mi abuela y la gente del barrio. Todos los cementerios se han llenado de visitas de familiares de los que allí posan. Ha habido muchos trasiegos, rezos, comentarios, llantos y alguna sonrisa, se han llenado de flores las tumbas, sepulturas, nichos y panteones y se han cubierto de color y olores, en definitiva de todo lo que allí falta: de vida.

Se vuelve a reponer el Don Juan Tenorio del vallisoletano José Zorrilla. La Hostería del Laurel es más visitada que de costumbre para tapear y ver si coinciden con alguna representación del Don Juan, y los sevillanos descubren que hacía tiempo que no paseaban por el Barrio de Santa Cruz, hoy colmado de turistas que bienvenidos sean por su curiosidad por nuestra historia, nuestra cultura y manera de entender la vida y no por su dinero.

Lo que entiendo, pero no justifico, es el porqué las instituciones declaran festivo el día anterior, el día uno, el de todos los santos y es que en definitiva importan más la iglesia oficial que el pueblo llano que se duele cada año con el recuerdo de sus seres cercanos y profundamente queridos. Así nos ponen las cosas los influyentes poderes, como a ellos les viene bien o simplemente para que quede claro el principio de ‘autoridad’ en el orden establecido, quien es quien decide y quien puede reconducir sentimientos afectivos tan naturales y viejos como el homo sapien que, por cierto, no tenía santos y sí muertos.

La cueva: