martes, 6 de febrero de 2018

Presentación ‘Demasiado Ignacio’ e “Ignacio Sánchez Mejías.Bastante más” 15 diciembre 2017



Día templado, si bien los últimos fueron días de temperaturas bajas en la normalidad de un otoño que se acaba y cede el testigo al húmedo y frío invierno, con la seguridad de que a una semana vista, las tinieblas serán derrotadas por la LUZ.

Llegué algo más temprano de las 15:00h, que era la hora estipulada, y encontré, aparte de los primerlunenses y a muchos amigos de Alfonso algunos de ellos comunes que saludé. La sala estaba repleta y distribuida en grupos que elucubraban sobre el acto. Alfonso iba y venía de un grupo a otro algo nervioso –cosa rara en él-, su hermano Juan Ignacio sentado con los Lara y Juan –hijo de Alfonso-  aquel pequeño que hacía largos en la piscina del club de tenis ya es todo un padrazo. Lo cierto es que al acto asistieron casi cuarenta personas. Ya estaban dispuestas en “L” las mesas para toda esta gente, en uno de los extremos, el más al sur, nos situamos los de elprimerlunes. Cercanos a la cruz de la ‘L’ se posicionaron Juan Ignacio y Alfonso ponentes y protagonistas del acto, sin olvidar la colaboración de nuestro amigo Pedro que declamó la poesía de Luis de Góngora (Córdoba 11 de julio de 1561 – ibídem 23 de mayo de 1627) tan conocida: “Ándeme yo caliente y ríase la gente”. Otro colaborador a destacar por su aportación gastronómica fue J. Antonio, todo el tiempo metido en faena.

¿Por qué este acto gastro-músico-literario, hoy 15 de diciembre de 2017?

La cuestión viene a cuento porque el origen del acto tenía su intríngulis.

Lo primero que nos llegó a todos sobre el acto era la presentación de dos libros: Uno del hermano de Alfonso, Juan Ignacio Macua con título “Demasiado Ignacio” y otro complementario de Alfonso con título “Ignacio Sánchez Mejías. Bastante más”. Pero ambos libros estaban terminados  entre 2008 y 2010 respectivamente y  Alfonso nos fue descubriendo desde hacía varios encuentros, casi por fascículos, la cuestión  Ya en del 8 de mayo de este año 2017 Alfonso nos enganchó con este asunto, pero incluso mucho antes ya nos habló también de él para decirnos que lo había dejado parado.

En las imágenes, que Juan Ignacio y Alfonso habían dejado colgadas en la pared tras de sí, quedaba reflejada la síntesis del mismo.

1.- Imagen del torero –y algo más- Ignacio Sánchez Mejías como núcleo del acto.

Todo parte de este personaje extinto y excepcional que cubrió en su vida dos mundos difíciles de cumplimentar y de vivir o de soportar, dos mundos que exigen de la persona la tensión casi continua de la creación artística o de la creación por sí misma como un justificante de la vida y existencia hasta la muerte: el mundo del toreo y el del artista (escritor, poeta, etc.). Un personaje en lucha continua para superarse a sí mismo, y que tocó gran cantidad de palos en su corta vida de 43 años (Sevilla 6 de junio de 1891-Manzanares 13 de agosto de 1934): autor teatral, novelista, piloto aéreo, poeta, torero, periodista, presidente del Betis y de la Cruz Roja, conferenciante, actor y mecenas de una de las generaciones de intelectuales de vanguardia de las mejores de la historia de España.

2.- La segunda imagen y parte que lo motiva es una invitación sui géneris que hace El torero y el Ateneo de Sevilla a un grupo de intelectuales de la época en fuerte auge.

Estos tienen en común que siguen el hilo marcado por las vanguardias triunfantes en el mundo occidental de entreguerras. Pero su peculiaridad es que su gran formación intelectual les hizo no abandonar nuestra rica tradición literaria y esta decisión, contraria al principio de las vanguardias de rechazo al pasado, hace que este grupo fuese excepcional, sus obras constituyen con pleno derecho nuestra “Edad de Plata”. Es por ello que Ignacio Sánchez junto con el Ateneo de Sevilla los reuniese en Sevilla el 16 de diciembre de 1927, este acto acabó siendo considerado como el nacimiento de una Generación de poetas que se convirtió en la más importante del siglo XX, la Generación del 27. Esta iniciativa, que apostó por una vanguardia aún no asentada, ha sido poco valorada, como tantas otras de orígenes sureños. El motivo era celebrar el tercer centenario de la muerte del poeta cordobés Luis de Góngora y Argote.

Los asistentes al acto fueron: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Gerardo Diego, José Bergamín, Juan Chabás y Dámaso Alonso (entre el público Luís Cernuda).

3.- El tercer personaje y tercera imagen da cuerpo al acto como poeta del Siglo de Oro Luis de Góngora y Argote.

El gran maestro andaluz de la poesía barroca, príncipe de las metáforas fulgurantes y cifradas del que harían trescientos años de su muerte. Pero no era una elección tomada al azar, unos muy mesurados la justifican exclusivamente en lo artístico porque en Góngora reconocían la capacidad de crear una realidad poética propia y de renovar una retórica estereotipada, pero otros argumentan que lo eligieron para plantar cara a la Academia y honrar a un Luis de Góngora que había sido relegado durante tres siglos de los estudios de literatura por la complejidad de sus versos, dejando que el cordobés y el culteranismo se consumiesen en el olvido, ello supuso firmar una declaración de guerra literaria, el genio cordobés era el estandarte de la metáfora perfecta y revolucionaria.

Por cierto, alguna relación taurina tenía también Góngora, ya que en sus Soledad Primera (Parte I) Góngora imagina al toro como «mentido robador de Europa», y como paseaba por sus Soledades los cuernos –«media luna las armas de su frente»– y la testuz: «el Sol todo los rayos de su pelo». No sabemos si era o no aficionado en un Siglo de Oro en el que la Fiesta hacía la transición de los alanceamientos reales a las primeras corridas organizadas en las plazas mayores.

De lo que no cabe duda es que los toros y la cultura nunca han ido tan de la mano como fueron durante la ‘Edad de plata’ de la poesía y de la tauromaquia. La Generación del 27 se rindió ante un espectáculo en el que encontró un misterio que contar.

El contexto histórico:

Más me inclino por la actitud rebelde del grupo, dado que les tocó vivir convulsos sucesos históricos, muchos de ellos muy cruentos, que trastocaron con dureza a Europa y a España, si estos conmovieron a todo ser humano ¿Cómo este grupo culto y sensible podría permanecer ajeno a todo lo que estaba ocurriendo?. De lleno les cogió la Dictadura de Primo de Rivera, una “dictadura militar del real orden”; la II República y la rebelión militar contra ella del general Franco, por supuesto la resistencia del pueblo para mantener la república. Resistencia que todos apoyaron y que igualmente defendieron hasta pagar con su vida algunos, y otros con el exilio. Junto a estos sucesos conocieron algunos más que vivirían no menos impresionados y expectantes, como  los que se relacionan.

1873-1874 I República Española
1898-1902 Pérdida de las colonias (Guerras): Cuba, Filipinas, Puero Rico, etc.
1898 Generación del 98 (Fuente de la que todos bebieron)
1914-1918 1ª Guerra Mundial
1917 Revolución Rusa
1921 Desastre de Annual (Guerras de África)
1923-1930 Dictadura de Primo de Rivera
1931-1936 II República Española
1936-1939 Guerra civil española
1939-1945 2ª Guerra Mundial (Invasión de Polonia-Bomba atómica a Japón)

4.- Pero además de las imágenes ¿Por qué esperar hasta el 2.017?

Alfonso nos lo explica. Todo estaba enfocado para celebrarlo en el 2010 aproximadamente, pero el frenazo se debió a que en esas fechas allá, en diciembre de 2009, se organizaba una gran exposición sobre el torero denominada “Sánchez Mejías y la Edad de Plata”, el ciclo giró bajo el título “El resplandor de la tauromaquia”.  Tres días de conferencias y actos en el Casino de la Exposición de Sevilla organizada por la firma que montó la exposición “Estudio Puerta de Tannhauser” y la “Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de Comunicación y Tauromaquia de la Universidad de Sevilla”. El elenco de participantes era bastante notable, al mismo tiempo en paralelo al acto se editó la inédita novela de Sánchez Mejías “La amargura del triunfo” y varias y voluminosas biografías del torero… Alfonso confiesa que se sintió abrumado por lo mediático.

Pero conociendo a Alfonso, lo normal es que eso lo frenara momentáneamente y así fue. Nos cuenta que pasados unos años se dio cuenta de que su competencia no eran los libros de la industria, porque él los elabora con sus propias manos y luego los regala a los amigos que él mismo decide, por tanto las personas que puedan celebrar su abandonado libro están a su alcance. De tal manera que de acuerdo con su hermano Ignacio deciden montar este acto, el de hoy, en el que presentan ambos libros.

Bien, este era cuadro base, en un poco más de detalle sabemos de los organizadores de este acto, que el hermano mayor de Alfonso nació justo en el fatídico año 1.936 y Alfonso en el otro fatídico año 1.939, pero algunas vivencias fueron comunes sobre todo con los que sobrevivieron, aunque fuese en el exilio.

5.- Una última cuestión para aclarar el intríngulis ¿Por qué en el 2017 cuando el cuarto centenario de Góngora o el primero de la Generación del 27 sería el año 2027?

Aquí, la explicación de Alfonso es más compleja, porque para llegar a hacerla convincente crea hasta una nueva palabra para el castellano “Noventanario” y la utilizó en la presentación del acto, que creo que merece la pena dejarla visible, que no sé, si legible.

  

Lo cierto es que al igual que en el primer intento del 2010 la cosa ha estado justa con respecto a otro acto similar organizado por el Ateneo de Sevilla y la “Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de Comunicación y Tauromaquia de la Universidad de Sevilla” conmemorando el 90 aniversario del primer acto que generó la ya muy conocida Generación del 27 donde el mundo del toro y la intelectualidad se unieron inevitablemente.

La cuestión es que si puede tener una explicación, aparte de la planteada por Alfonso, de adelantar la organización una decena de años por parte de Juan Ignacio y Alfonso Macua, otra cosa es la que pueden presentar las dos organizaciones comentadas, pero las razones que les supongo es que, ante tanta barbaridad como se está escuchando, la situación del mundo del toro en estas fechas necesita con urgencia actos como este para que la tauromaquia se vea potenciada con la intelectualidad actual tomando presencia junto a los nuevos toreros y ratificar a “Los toros como tradición culta”, y es que debe ir por ese camino porque el torero que ha tomado la iniciativa en este caso ha sido Miguel Ángel Perera  que se reivindicó «como torero y artista y como hombre de la cultura» e invitó a que la reedición y actualización de la fotografía  del 1927 para que este «sea otro día para la historia». Es muy posible también que en esta década que sigue el acto se vaya complementando con otros hasta que llegue 2027.

Portada del libro de Juan Ignacio:

Fue en el 2.008 que Ignacio tenía escrito el libro “Demasiado Ignacio” fue por nuestra tierra donde se topó de lleno con la historia de Ignacio Sánchez Mejías que despertó en él gran interés, con posterioridad siguió recabando información y cada vez se le venía con más frecuencia a la cabeza escribir la biografía del torero.

Juan Ignacio comentó las peripecias profesionales para escribir el libro. Recuerdo algo fundamental que comentó respecto a la tarea de escribir la biografía de un personaje sin alterar en nada su vida. Según Juan Ignacio las teorías cuánticas dicen que no es posible y recuerdo haber leído algo al respecto sobre las partículas y el observador y como este influenciaba el comportamiento de la misma. Decía esto J. Ignacio queriendo resaltar el respeto que hay que tener a los personajes, para ello el libro se apoya en una estructura histórica: La biografía de Ignacio Sánchez Mejías, un joven cineasta al que le encargan el guión sobre la vida del torero y con ese motivo conoce a un viejo diplomático entusiasta buceador de las peripecias del torero… De esta manera entre el escritor y el personaje se establecían distancias de respeto.

Portada del libro de Alfonso:

Muy pronto Juan Ignacio le pasó a su hermano menor en formato digital el libro, del que quedó impresionado por el polifacético personaje. Inmediatamente conocido por Alfonso, le provoca, pienso yo, un interés casi policiaco por entrar en más detalles sobre el torero que algunos lo definen como “El príncipe del toreo moderno”, pero que conectó con profundidad con el flamenco, la literatura y actividades de todo tipo como un hombre del renacimiento. Como aficionados taurinos, reconocemos que su brillantez taurina, fue difuminada por sus coetáneos Joselito –El Gallo- y Juan Belmonte, dado que en esos momentos no habían más toreros que ellos para llenar plazas, de ahí que Ignacio se volcara en buscar una nueva vía además de demostrar su valor, su fuerza y su entrega por ejemplo en sus banderillas encerrado en tablas para plantarlas a la perfección, cierto que para muchos fue más conocido por la elegía de Federico por su muerte, que por su vida taurina. Pero hubo más…

¿Y qué encontró?

“Bastante más” y de ahí su libro, el de Alfonso: “Ignacio Sánchez Mejías. Bastante más”, incluso un complemento al mismo o “Post Escriptum” que entregó con el libro.

Del libro de Alfonso y de las sorpresas que se llevó el auditorio sobre la personalidad de Ignacio Sánchez Mejías que se ve reflejado en él, sólo se puede poner un resumen mínimo, no es mi intención, por ejemplo, entrar en las relaciones da las parejas de Ignacio que dio mucho que hablar, pero sí hay cosas curiosas del personaje con amistades desde la aristocracia a las cuadrillas y desde la gente sencilla a los intelectuales -progresistas cuando menos-. Hasta el mismísimo general Sanjurjo golpista, colaborador con la república y seguidamente dispuesto a apoyar el levantamiento de Franco aparece como amigo suyo, o el mismo Indalecio Prieto.

Ignacio llevaba sus maletas llenas de libros en los viajes a las Américas para las temporadas de toros, era un devorador de libros de todos los tipos lo que le permitió adquirir un gran conocimiento y una formación que le permitía opinar en cualquier tertulia. Escribió tres obras de teatro que se representaron que nadie esperaba que fuesen creadas por un torero, no era ese el perfil tradicional, al menos no el esperado de estos hombres del toro -casi todos del mundo rural-, otra cosa era la cultura de la que disponían, su conocimiento de la vida y de la muerte les permitía adoptar comportamientos dignos, admirables y conclusiones sorprendentes, ante intelectuales y ante el mundo, más allá de las de un Nobel de filosofía.

Ignacio Sánchez Mejías se enfrenta ante los empresarios taurinos que llegaron a un acuerdo para no pagar a ninguna figura más de 7.000 pesetas, le supuso algún año sin torear, además en represalia en el 1925 lo quitaron de la feria de Sevilla, pero de acuerdo con el matador saltó como espontáneo y puso tres pares de banderillas excepcionales… El público lo aclamó y los empresarios azuzaron contra él a los críticos venales, que eran muchos. Esto le llevó a que al tiempo que toreaba actuó para el periódico “La Unión” de Sevilla” como crítico taurino, incluyendo en las crónicas las críticas de sus propias faenas.

Una de las actividades de Ignacio despertó especialmente mi interés y fue la conferencia que impartió en 1927 –mucho tuvo que ver en esto Lorca- en la Universidad de Columbia de Nueva York, sólo de oídas sabía de ella, pero tener acceso al texto ni me lo planteé, me pareció un gran regalo "ver texto"   y fue a lo que inmediatamente me fui a vichear en el libro… ¡Allí estaba!, nada más que empezar el apartado cuarto del libro: “CONFERENCIANTE” en la página 136, lo que esperaba de él, lo que un torero debe saber para poder serlo, y que ha sido siempre mi manera de entender y sentir la tauromaquia… pueden verse opiniones en los encuentros:Encuentro 3 de julio de 2017  y Encuentro 4 de septiembre de 2017 

Hay algo que llamó muchísimo la atención y fue el asunto del cuadro de Picasso “El Guernica”. El asunto es que existe la versión de que el cuadro realmente estaba hecho en homenaje a Ignacio por su muerte trágica en Talavera, pero que con el compromiso adquirido con la República para exponer en el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París de 1937 un cuadro contra la guerra en general, según dicen sin tiempo material para hacerlo Picasso lo utilizó para cubrir tal petición.

Hasta donde pudo buscar y escudriñar Alfonso –el de mente inquieta- para llegar a descubrir al músico Maurice Ohama que en el año 1950 había compuesto un “oratorio” sobre el “Llanto”, la elegía de García Lorca por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. A veces las cosas las tienes al alcance, pero la incomunicación entre las personas es cada vez mayor, la sobreinformación de las redes consigue el efecto contrario o Desinformación sobre lo realmente interesante, basta con invadir de hash-tag (#) las mismas. No fue desde luego la casualidad ni un hash-tag, en este caso de Alfonso, sino el interés y la constancia que en un encuentro en Barbate con Juan Luis Lara, hermano de Laito, le dijese que él tenía un viejo longplay con la grabación del “oratorio” obra que nos hizo llegar. Pero además nos dejó un artículo sobre dicha obra nada menos que de Alejo Carpentier el escritor cubano que además ejerció de musicólogo, investigaciones musicales, periodista, etc. así sorpresa tras sorpresa íbamos conociendo los libros de los Macuas, el torero, la Generación del 27 y la potencia literaria de Luis de Góngora.



Bandera Española:

Es difícil no sorprenderse con la originalidad de Alfonso, pues se le ocurrió que el menú que íbamos a tomar era el que Ignacio Sánchez Mejías les preparó a los de la Generación del 27 en su cortijo de Pino Montano.

El plato estuvo  bien cocinado y perfectamente presentado. La idea de Ignacio, al ponerles en la mesa la bandera española tenía su carga de ironía dado que los invitados todos eran republicanos, pero sin olvidar que es ese año el 1927 aún regía el General Primo de Rivera. 

El hecho de que el plato puede estar forzado para utilizar unos ingredientes que acaben ofreciendo la imagen de la bandera de nuestro país, no quiere decir en absoluto que el mismo significase un detrimento al gusto y al buen comer ya que los ingredientes principales son leche, huevos y tomate.



Carrillera de Toro de Lidia al vino tinto:

Siempre un éxito este plato, y si la carne procede de un animal que se alimenta al tiempo que se ejerce por las dehesas, evidentemente no es el mismo sabor ni tiene la misma estructura. Por otra parte la presencia de tres personas sirviendo los platos fue más que suficiente para que en muy poco tiempo todos los platos estuviesen servidos en su tiempo y temperatura.

Es cierto, que no fue la parte 'gastro' la que más impresionó a los asistentes, sobre todo porque el personal seguía en momento de presentación y no sé si realmente estaban disfrutando además de lo anterior con la calidad de la carne y de la salsa.


Tortera  de Triana:

Todo un éxito. Siempre me gustó este dulce de cidra o cabello de ángel.

Para muchos sevillanos lo más conocido y consumido eran los cortadillos Loly (como los trozos que se pueden ver en la imagen) de la pastelería de la calle Pureza de Triana (también sus barquillos de cidra eran exquisitos).

He de decir que de los tres componentes del acto gastro-músico-literario fue el último el que se llevó toda la atención. 

Al final Alfonso nos regaló su artesanal libro-objeto del que me quedo con las ganas de dejar imágenes de muchos de sus detalles, por ejemplo su última página es un escenario con el telón que se puede abrir y cerrar y así tener acceso al mismo, al abrirlo en el proscenio tiene la concha del apuntador que sirve de apoyo a un pequeño librito que resulta ser el primer acto de la obra "Sin Razón" de Ignacio Sánchez mejías, pero mis colegas de elprimerlunes no dejan de decirme, con razón, que las crónicas son muy largas.

Por otra parte muchos le compramos a Juan Ignacio su "Demasiado Ignacio" y además nos pudimos hacer también con otro libro suyo que se había traído que lleva por título “Mi burdel” en cuya portada aparece el cuadro de Picasso “Las señoritas de Avignon”, para Juan Ignacio un cuadro que marcó el inicio de otra época en la pintura.

Los coros se formaron después de las felicitaciones a los dos hermanos, el acto tuvo un gran éxito y creo que supone un incentivo hacia la lectura porque materia hay, autores también y una reflexión seria sobre la tauromaquia también.


Muchas gracias Juan Ignacio Macua de Aguirre
Muchas gracias amigo Alfonso Macua de Aguirre.


Antonio



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario